viernes, noviembre 17, 2006

COUNTDOWN OFICIAL DEL POSTULANTE: UN MES

Cuando a principios de este año se materializó la idea de "Hacer el Preu de nuevo"- por aquella época en que el ambiente de mi hogar era similar al que se vivía en la zona de la Cortina de Hierro - la primera desventaja comparativa que identifiqué en esa futura forma de vida era que el año se me haría eterno... ¡CRASO ERROR!.

Once meses después, aquí estoy, a un mes de dar la bendita prueba y siento que el año se me fue volando.
Si bien carecí del cool lifestyle del estudiante superior, el no tener que vestirme de verde para ir al colegio facilitó de sobremanera las cosas.
Tuve tiempo suficiente para leerme y hacer todos esos papelitos blancos escritos con letras negras que en un Preuniversitario te entregan (un incremento de actividad notable si lo comparamos con el 2005, año en el que hacer las huevaditas que salen de la mente de tus profes de colegio y estar cansada de este último, ya te copaban gran cantidad de tiempo).

Debe ser por eso que no estoy tan neurótica como por ese entonces, aunque los nervios ya comenzaron su proceso migratorio hacia mi organismo.

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posted by Jaci at 7:17 p. m., | 6 comments
miércoles, noviembre 01, 2006

MAMÁ... EL MURO NO CAYÓ

GOOD BYE, LENIN! me tenía intrigada desde hacía un buen tiempo.
Fernando Castillo, mi profesor de Sociales en mi primera vuelta de Preu, fue el primero en presentármela, un año atrás, para contextualizar el triunfo capitalista en Europa Oriental, citando la escena en la cual "la Coca Cola es Rusa" (¿?).
Y, una semana atrás, Carlos Tamayo (mi actual profesor de Sociales), también se acordó de la cinta, abandonando el tema de las "Unificaciones" para saltar abruptamente a la "Era de la Bipolarización". Fue en ese momento en que decidí hacerme el favor de arrendar la bendita película y salir de una vez por todas de la duda existencial que desde un año me aquejaba... lo cual sucedió la noche del viernes pasado.


El film dirigido por Wolfgang Becker cuenta la historia de Alex Kerner (interpretado por mi nuevo amor platónico, el actor hispano-alemán, Daniel Brühl) quien hace de todo por ocultarle a su madre, una fiel seguidora y contribuidora de las políticas emanadas del Pacto de Varsovia y que sufre un accidente que la deja por ocho meses en coma, que durante ese período de ausencia, el Muro de Berlín cayó, dando pasó al triunfo del Capitalismo Occidental, y, por ende, todo en lo que ella creía, cayó con el muro también.
Y
voilà: he ahí la madre del cordero.
Porque cuando escribo que Alex hará de todo por ocultarle tan tangible verdad a su madre, me refiero a que le fabricará un mundo en el cual todo continúa tal cual era antes de que sufriera el infarto que la deja en coma. Un mundo en donde el 9 de Noviembre de 1989 no existe, en el cual la URSS no se ha desvanecido, donde la idea de la Reunificación parece un chiste, los pepinillos Spreewald se siguen vendiendo y no han sido reemplazados por pepinillos holandeses y en el cual la CocaCola (el símbolo del Capitalismo) no ha llegado, y si por esos accidentes de la vida llega a existir- o sea, que mientras se celebra el cumpleaños de la enferma en su pieza, lugar en el cual se ha logrado revivir el espíritu socialista, a los tipos de Coca Cola se les ocurra colgar un cartel de la bebida justo en el edificio visible por la única ventana de la habitación- es porque su origen oculto, es haber sido descubierta por los rusos en los años '50.
O sea, en términos simples, en Good Bye, Lenin!, la Coca Cola es comunista, y esa sola idea, reseñada en clases hace un año, me llamó la atención durante todo este tiempo y se convirtió en el marketing suficiente para hacerme desear ver la cinta, y la que hasta el día de hoy, tras por fin haberla visto, se mantiene en mi retina como una de las escenas más brillantes del film.


Ahora, se preguntará usted, estimado lector, si es posible que una persona llegue a morir por no soportar la derrota socialista de fin de siglo. Bueno, para una mujer que construyó su ideología política a partir de una desilusión amorosa, puede serlo.
Christiane Kerner (interpretada por Katrin Saß), crió a sus hijos sola, luego de que su esposo la abandonara para irse a vivir con su amante Occidental a la República Federal Alemana... bueno, eso piensas los primeros noventa minutos de película, porque después te enteras que en realidad la mujer decidió casarse con la República Democrática Alemana, para aminorar el dolor de no haber huído con sus hijos para encotrarse con su esposo que la esperaba en la R.F.A. y así juntos tener una mejor vida en occidente.
Eso y la forma en que la película retrata la llegada de los avances occidentales a oriente, te reflejan que la visión del director es Pro-OTAN.
La Televisión es mejor (ahora hay antenas satelitales vendidas por el propio Alex); el trabajo es mejor (notable es la escena en que la Ariane Kerner- Maria Simon-,hermana de Alex, y su nuevo novio, proveniente de la R.F.A. y que tiene su propio solarium, te desean que tengas y buen día y que disfrutes de tu compra Burger King),;la decoración de interiores es mejor (muebles más pasables y se conoce la existencia de la persiana); los pañales occidentales de la hija de la hermana de Alex son los únicos que no la hacen llorar; la transición de la ropa Kirtch ochentera a la noventera se realiza en sólo dos meses; los hogares del este han sido abandonados por sus dueños quienes han decidido establecerse en occidente (ahora que tienen la posibilidad de cruzar la frontera sin que los maten); y la Reunificación es tan positiva que Alemania termina siendo campeón del mundial de fútbol de 1990.
En fin, tal cual como la Rusia de principios de siglo pasado parecía estar mal ubicada en el mapa europeo siendo un país casi feudal antes de Stalin, a pesar de la voltereta monumental que realizó Lenin en su política Marxista; el pedacito (bien grande, eso sí) alemán que tenían a su cargo los soviéticos, se nos presenta como la provincia rural que recién abre los ojos ante los inventos que sus vecinos de la ciudad cosmopolita le presentan. En Occidente se vive mejor, y eso la película lo deja claro... y ni el trato de "camarada" te hace sentir lo contrario.


El tipo de arriba (Florian Lukas interpretando al compañero de trabajo de Alex y aspirante a cineasta, Denis) protagoniza las escenas más graciosas de todo la cinta.
Olvídese de su pega de repartidor de antenas, Denis, para dilatar el engaño bondadoso, no sólo facilita la "videoteca del recuerdo" que posse cuando Christiane se aburre de escuchar cassettes- pues su radio carece de antena ya se imagina usted porqué- y le pide a sus hijos poder ver televisión, sino también se tranforma en el conductor del noticiero oficial de la R.D.A.. Es él el encargado de justificar cada pequeño descontrol que sufra el plan de larga vida a Alemania Oriental.
Por ejemplo: es él quien va a cubrir la noticia del descubrimiento de la Coca Cola por parte de los rusos enfrentandose a la ira de un occidental humillado (o si lo prefiere, a un guardia de la multinacional que prohibe grabar sin autorización). O cuando la mujer enferma lográ ponerse de pie y caminar, recorriéndo unos 40 metros desde su edificio (en un descuído somnífero de su hijo) y se encuentra con un vecino recién llegado del oeste, con aviones publicitarios por los cielos y por si fuera poco, con la mitad de Lenin volando por los cielos; es Denis quien, para acabar con su desconcierto, le hace saber, a través de la magia de la televisión, ¡que el gobierno ha iniciado una campaña para albergar a todos los refugiados provenientes de la R.F.A. que han traspasado las fronteras cansados de la mentalidad capitalista!... hilarante, de todas maneras.
Y creíble también, pues la madre de Alex al saber de esto decide admitir en su hogar a refugiados, cosa que nunca se concreta ya que la muerte se le adelanta pero sin salir de su "mundo privado", aunque la novia de Alex que es, a la vez, su enfermera, haya querido lo contrario.

En 108 minutos, esta especie de "dramedy",visualiza lo que no pasó de ser el sueño soviético.
La sociedad prefirió aborrecer la propiedad privada y prefirió ella misma privatizarse al estado y Ronald McDonald- o un símil de él- te enseñaría el Materialismo Dialéctico y el Histórico.
Es como si la NASA nunca hubiese existido y ahora predominaran las expediciones espaciales rusas... perdón soviéticas, porque de ser el mundo tal cual como Kerner lo deseo a causa de su temor, el Glasnot y la Perestroika hubiesen significado el fusilamiento de Gorbachov y mi globo terráqueo, que en vez de Rusia tiene a la URSS, no estaría obsoleto.
De ser el mundo tal cual como Alex lo fabricó, no habría Guerra contra el Terrorismo y las paranoicas embajadas estadounidenses no rechazarían lotes de solicitudes de Visas, entre esas, la mía.Las T.A.T.U. y cuanto cantante y grupo ruso coparían las Ferias del Disco y lo más probable es que yo no escribiría estas líneas en Blogger, porque, de partida, no existiría Blogger.


PS: Si mi escrito no logra persuadirle en un 100%, he aquí You Tube para ayudarme a convencerle a hacerse uno de los grandes favores de su vida.
A continuación, el Trailer de "Good Bye, Lenin!"- que a tono con el contexto de la película (y por carencia de You Tube), requiere que comprenda la lengua oficial de la Unipolarización Capitalista Occidental para entender los subtítulos... a menos que sepa Alemán, claro.
 
posted by Jaci at 10:04 p. m., | 8 comments

LA MALDICIÓN DEL OSCAR


Hace pocos minutos, y tras revisar la IMDB, me enteré de lo que parecía un rumor difícil de concretarse (bueno, si eso es posible en Hollywoodlandia): Reese Witherspoon y Ryan Phillippe se separaron.
La pareja perfecta de la meca del cine ya no existe más. Duraron siete años, superando la media aritmética que caracteriza a sus pares... claro que no es una gran ventaja decir que duraste más que el resto... bueno excepto para Paul Newman (en su segundo matrimonio eso sí).

Y omitiendo todas esas profundas cosas que experimentan quienes deciden separarse, yo voy a culpar al otro hombre de esta historia... al Oscar que Reese se llevó a su casa el 5 de Marzo pasado.
Sí, porque ocurre que siempre ha existido esa urbana y universal creencia de que la estatuilla del Academy Awards es un rompe matrimonios o rompe relaciones (en el caso de quienes no se han casado y han ganado una), al más puro estilo "Maldición de Reality de MTV".

Le ocurrió a Julia Roberts, que tras ganar el Oscar el 2001 y posar feliz de la vida con Benjamin Bratt, terminó separandose de él meses después; Halle Berry también sucumbió ante la maldición, tras llevarse el premio el 2002 y luego de tanto llorar mientras agradecía, acabó divorciandose de Eric Benét; lo mismo sucedió con la antecesora de Reese, Hilary Swank, quien en un momento pareció haber librado con suerte dicho karma cuando ganó su primer Oscar el 2000, pero tenía que llegar el 2005 y traerle consigo la segunda estatuilla de su carrera para que meses después anunciara que se separaba... y justo el año en el que sí se acordó que tenía un marido al cual agradecer en su discurso de aceptación.
También está el caso de Cher, que en 1988 ganó dicho premio... mmm, no sé realmente si podríamos culpar a "Oscar" del extenso historial amoroso de Cher, en todo caso.

Anyway. Así que ante los deseos expresados por Cristián De La Fuente de pretender ganarse la estatuilla algún día (y luego de verlo promocionar un curso de inglés), no me queda más que decirle que tendrá un eterno matrimonio con Angélica Castro.
 
posted by Jaci at 10:40 a. m., | 4 comments