I'm just Trying

Una semana y 2 días fue lo que estuve desconectada de la realidad cibernética (salvo por un par de idas al Ciber del barrio y una al de Brasil, frente al Preu), lo cual podría inferirse como el "Retiro Espiritual Perfecto" para la nueva generación criada en democracia y dependiente de cuanta cosa le agrande la fortuna a Bill Gates... pero para el día 5, de espiritual y de perfecto no tenía nada.

Pero antes del 5, hay 4 numeritos y en ese entonces yo era una persona que consideraba esto como un "período vacacional", en el cual podía hacer mis guías (parezco chica social "guías del pre!") sin distracciones, escuchaba radio sin posibilidad a réplica, llevaba a la Nala (mi perra) al veterinario y su Conjuntivitis (que puede ser suicida cuando un perro quiere rascarse un ojo) más su Otitis, me mantenían ocupada por cinco minutos cada ocho horas, realizaba misiones de aseo épicas, veía televisión, leía algo del diario y me comprometía con las primeras páginas de "Los Miserables" (cosa que no está mal si calculamos que estoy como a tres clases de que me entreguen las guías de Revoluciones y que cierto profesor matemático de connotada reputación deja ver la pizarra de su sala escrita con "Faltan 11 Semanas para la PSU", eso sin contar la posibilidad de imaginar a Marius llamando a la Revolución a la salida de mi casa); y me contactaba con el Servicio Técnico de Falabella Pro que, cuando se trata de registrar a sus clientes, es una mierda. Ah! y una vez contactada con dicho servicio técnico, mi agenda vacacional le hizo espacio a la iniciativa de encontrar un CD de Windows XP "porque por problemas de licencias nosotros no trabajamos con ese CD" (lo cual, seís días después, pude comprobar que no es cierto).

Para el día 5 ya tenía el bendito CD en mis manos (auspicio de Miguel Ángel, pololo de mi amiga Pía) y la visita del técnico quedaba programada para el domingo a las 18:00 hrs.
Y con la visita del técnico venía la preocupación de que el ambiente en el cual se iba a trabajar al día siguiente estuviese libre de polvo, de CDs y de papeles dando vuelta, y que el escritorio aledaño no pareciese un Monte Everest de cuadernos, guías, libros, facsímiles, diarios, archivadores y todas esas cosas que sólo en mi escritorio se pueden encontrar; o sea... había que ordenar.
Que se eche a perder mi computador y que venga Tania a estudiar a mi casa, son las mejores cosas que le pueden ocurrir a mis papás, en especial, a mi mamá. Debo reconocer que hasta yo desconocí los efectos que la aspiradora, el pañito amarillo, el lustra mueble, el basurero y unos cuantos movimientos de manos hicieron sobre mi pieza.

Al sexto día, el reloj del técnico pareció tener la configuración Pacífico Este y a las 10 de la noche recién supe que todo este Ostracismo (después del quinto día, ya no eran vacaciones sino un exilio) se debió a un virus y que la posibilidad de salvar todo lo que no había sido rescatado de mi disco duro, que en un principio se me planteó, era imposible. Afortunadamente para el bienestar de la relación padres-hija, las fotografías de la Graduación fueron rescatadas en un CD con antelación.
Una hora y media después y con el computador recién formateado, sin drivers que lo respaldaran y con bostezos que sintomatizaban un notorio cansancio se acordó llevar el ostracismo al máximo y sacar la CPU de su hogar de residencia para llevarla a un laboratorio para repararla con mejor éxito que el posible a lograr a las 12 de la noche.

Al noveno día, y luego de un octavo en que el estado anímico por la falta de computador hacía no recomendable toparse con mi persona, la CPU retornaba más rápido, con Nero instaladado (Schapheer, aquí me vas a tener que ayudar), sin facsímiles PSU 2005 (pero gracias a la Univerdidad de Magallanes el problema se ha solucionado, así que si no quedo en la PUC ya sé como retribuírles el favor y de paso comenzar a entablar relaciones sociales con los pingüinos), con Ares incluído (para evitar las tragedias virulentas de Kazaa); pero por sobre todo, sacándome del período de Ostracismo vivido cual ex-ciudadano griego vetado.