I'm just Trying

Después de algunos días de abandono, retorno al tabulador para escribir en este espacio las letras correspondientes a esta festividad tan propia, tan patriota como es el 18 y 19 de Septiembre, nuestras Fiestas Patrias; las únicas cuya autoria los Peruanos no podrían rebatir ante la opinión pública internacional, y que tampoco podrían picar a Evo Morales tras regalarselas a Bono de U2.

Como la festividad de este año se en ubicó los días Lunes y Martes, la comilona correspondiente se inició el Viernes. Lo que fue mi caso en particular, la consolidación de la invasión de longanizas, grandes trozos de carnes, bolsas de carbón, garrafas de chicha, docena de empanadas y lotes de verduras; ya era un hecho para ese entonces. Y ya me hice la idea (gracias al bloque de relleno de los noticieros, días antes del 18) que todo los kilos disminuídos en estos 5 meses se acaban de ir por la borda, claro que no hay mucho que temer para una vegetariana en época dieciochera (aunque confieso que me vi rendida en dos ocasiones ante las empanadas y mi abstemia cedió ante una copa de chicha... ¡gracias a Dios que descubrieron los vegetales!).

Y con el asadito dieciochero, se viene también la audiencia invitada a degustarlo.
De seguro, usted lector, se sentó a la misma mesa con su tía que no veía hace un año, su prima que está más grande y se puso emo, su abuela, su tío que no come y habla por toda una nación vetada de expresarse, su primo de un metro y poco más que habla, grita y canta y, de vez en cuando, se calla. Bueno, yo también... y de paso la familia vino con perro nuevo incluído.
Aunque nada más relevante a destacar, y con el fin del día que conmemora lo que un 69% de Chilenos no tiene idea, comienza el 19 de Septiembre, no el día de las Glorias Navales (como el departamento de prensa de Chilevisión piensa), sino las del Ejército.

Los 19 de Septiembre se realiza una de las ceremonias, a mi juicio, más lindas que esta larga y angosta faja de tierra tiene para ofrecer... la Parada Militar. Lástima que a quien escribe estas líneas no se le ocurrió nacer en una fecha que le permitiese aprovechar el "pituto" de su detective padre (no jubilado, por ese entonces), el que permitía estar a dos metros de la autoridad de turno y disfrutar sentado y bajo toldo de dos horas de desfile; tal cual lo hicieron los miembros en orden ascendente de la familia de mi mamá. Pero a falta de pituto y con control remoto en mano, no queda otra que vanagloriar a las primeras mujeres que este año presidieron dicho evento.

Faltan cuatro horas para que este 19 se acabe y Chile viva su peor día de productividad tras cuatro días de celebración, mientras a mí me quedan unos cuatro días más de vacaciones (porque Pedro de Valdivia cachó que un rápido retorno a los estudios después de Fiestas Patrias no iba a resultar, todo auspiciado por el atraso de la famosa prueba), para los cuales guías no faltan; y aún sigo lamentándome de que a ningún pelotudo con dotes de productor se le haya ocurrido traer a los Franz Ferdinand a internacionalizar aun más estas festividades.